¿Te han operado del túnel carpiano y sigues igual? Lo que nadie te explicó
Muchos pacientes que han pasado por una operación de túnel carpiano se encuentran, meses después, con la sorpresa de que los síntomas no han desaparecido o incluso han empeorado. Si tú también estás en esta situación, no estás solo. En este artículo vamos a explicar por qué puede ocurrir esto, qué factores suelen pasarse por alto antes de operar y, lo más importante, qué se puede hacer cuando la cirugía no ha resuelto el problema.
¿Por qué me siguen doliendo las manos si ya me operaron del síndrome del túnel carpiano?
Esta es una de las preguntas más frecuentes que se hacen los pacientes después de una intervención. El objetivo de la cirugía es liberar el nervio mediano cortando el ligamento que forma el techo del túnel carpiano, para aliviar la presión. Y si la causa del problema era estrictamente mecánica (una compresión evidente y localizada), los resultados pueden ser buenos.
Pero cuando el origen real del problema no está en la muñeca, sino en otros factores más complejos, la cirugía puede no resolver nada, e incluso puede añadir nuevas tensiones o molestias.
Entre las causas más comunes de fracaso quirúrgico encontramos:
- Diagnóstico incompleto o erróneo.
- Compresión del nervio en otro punto (por ejemplo, en el cuello).
- Tensión fascial no corregida.
- Disfunción visceral que sigue activa.
- Sobrecarga emocional o estrés mantenido.
¿Es común que la cirugía de túnel carpiano no funcione?
Sí. Aunque no se habla mucho de ello, diversos estudios y la experiencia clínica revelan que un porcentaje importante de pacientes no experimenta una mejoría significativa tras la cirugía, y algunos incluso desarrollan lo que se conoce como síndrome de dolor postquirúrgico.
Esto sucede porque muchas veces el enfoque médico convencional se centra en el síntoma localizado (la muñeca), sin valorar al paciente como un todo.
¿Qué otras causas pueden producir síntomas similares al túnel carpiano?
Una de las razones más frecuentes por las que la cirugía no resuelve el problema es que el nervio mediano no está siendo comprimido solamente en la muñeca. Existen otras zonas del cuerpo que pueden generar síntomas iguales o muy parecidos:
1. Compresión cervical
La raíz del nervio mediano se origina en la columna cervical. Si hay una hernia discal, una contractura muscular crónica, o una disfunción a ese nivel, el nervio ya puede llegar comprimido a la muñeca. Cortar el ligamento del túnel carpiano no cambia esta situación.
2. Síndrome del pronador redondo
En algunos casos, el nervio se comprime en el antebrazo, entre los músculos pronadores. Este síndrome es menos conocido, pero puede dar exactamente los mismos síntomas que el túnel carpiano, y no se corrige con cirugía de muñeca.
3. Tensiones viscerales reflejas
En la fisioterapia integrativa se estudia cómo ciertas vísceras, como el hígado y la vesícula biliar, pueden generar reflejos en el trayecto del nervio mediano. Esto se traduce en:
- Tensión fascial que llega al brazo.
- Puntos de irritación nerviosa por vías reflejas.
- Alteraciones posturales sostenidas que afectan a la biomecánica.
Si esta disfunción visceral no se aborda, los síntomas pueden persistir incluso después de la operación.
¿Qué papel juegan las emociones en esta patología?
Más del que se suele reconocer. Muchas personas que desarrollan túnel carpiano han estado sometidas a situaciones prolongadas de:
- Frustración contenida.
- Sensación de sobrecarga o control excesivo.
- Rabia no expresada.
- Desgaste emocional relacionado con el trabajo o el entorno familiar.
Estas emociones, cuando no se gestionan adecuadamente, somatizan en forma de tensión muscular y fascial. Esto afecta la postura, la función visceral y también puede facilitar la aparición de compresiones nerviosas.
Por eso, si la causa emocional no ha cambiado después de la operación, es muy probable que los síntomas se mantengan.
¿Qué puedo hacer si me operaron y sigo con dolor?
Lo primero es no desesperarse. El hecho de que la cirugía no haya funcionado no significa que no haya solución, sino que probablemente la causa real no ha sido abordada.
A continuación, algunas recomendaciones clave:
1. Revisar la zona cervical
Una evaluación de la columna cervical y de la musculatura del cuello es fundamental. Muchas veces, liberar esta zona ya produce mejoría en los síntomas del brazo y la mano.
2. Analizar tu función visceral
Aunque suene sorprendente, muchos casos de túnel carpiano persistente se resuelven al mejorar el funcionamiento del hígado, la vesícula biliar o incluso el estómago. Cambios alimentarios y fitoterapia bien indicados pueden marcar la diferencia.
3. Explorar el componente emocional
Reflexionar sobre cómo te sientes, qué cargas estás soportando y cómo gestionas tus emociones puede ser revelador. ¿Hay situaciones que te generan impotencia? ¿Has estado reprimiendo tu expresión emocional durante años?
Estas preguntas no solo ayudan a comprender el origen de la dolencia, sino que abren la puerta a una verdadera recuperación.
4. Reeducar el cuerpo y el sistema nervioso
Ejercicios específicos de movilidad, estiramientos, automasajes y neurodinamia pueden reprogramar el sistema nervioso para reducir la sensibilidad del nervio y mejorar la función de la mano. Eso sí, deben estar bien guiados y adaptados a tu caso.
¿Hay alternativas al tratamiento convencional?
Sí, especialmente si hablamos de un enfoque que contemple al cuerpo como un sistema completo, como el que propone la fisioterapia integrativa. Este modelo no busca solo aliviar el síntoma, sino entender el porqué y actuar sobre él.
Afortunadamente, existen propuestas que permiten seguir este camino de forma autónoma, incluso desde casa. Nuestro Programa para el Tratamiento Síndrome del Túnel Carpiano está diseñado específicamente para ayudar a las personas que no han tenido buenos resultados con los tratamientos clásicos, y que desean una comprensión más profunda de lo que les ocurre.
Si la cirugía no te ha curado, no estás solo… y no estás sin opciones
El túnel carpiano no es siempre una cuestión local. Muchas veces, es el final de un proceso de desajuste en el que intervienen factores mecánicos, emocionales, viscerales y posturales. Por eso, cuando se opera sin atender a todo ese contexto, es lógico que el resultado no sea el esperado.
Si sigues con dolor después de la cirugía, lo más importante es revisar el enfoque. No resignarse. Buscar nuevas vías, como nuestro Programa. Comprender lo que el cuerpo está tratando de decir. La solución existe, pero no siempre está donde primero se busca.
Explorar un enfoque integrador puede ayudarte a recuperar no solo la movilidad de tu mano, sino también el equilibrio general de tu cuerpo. Hay caminos distintos, y están abiertos para ti.